- REFLEXIONES PARA EL ALMA

EL CANSANCIO

De todos los males que aquejan al hombre y la mujer de hoy, sea tal vez el cansancio el más devastador. Padres cansados, madres agotadas, obreros explotados, patrones estresados, maestras, laicos, obreros, ministros, todos pueden ser presa de este fatal síntoma. Mayormente lo que cansa no es el excesivo trabajo sino el trabajo mal enfocado. Gastamos fuerzas en cosas que no necesariamente debemos hacer nosotros, que las podrían hacer otros o que no tenemos necesidad de hacer, no las necesitamos realmente. Eso desgasta. Cuando aceptamos compromisos que demandan una entrega mayor a la que estamos dispuestos a dar o que no podemos dar porque no tenemos, también entramos en problemas de esta índole. Desgasta también la falta de actitud para delegar. Nos sentimos autosuficientes. En argentina, país futbolero, decimos que pateamos el tiro de esquina y queremos ir a cabecearlo. Pensamos que nadie es capaz de hacer las cosas como las hago yo y así nos sobrecargamos de actividades, nuestras agendas están repletas, caemos víctimas de cierto activismo o dependencia del trabajo hasta que la maquinita del cuerpo hace “clic” y nos sorprende un infarto o un ataque de presión. O hasta que el matrimonio hace “clic” y nos sorprende un divorcio bajo argumento de padre ausente del hogar o un hijo adicto, etc. Como ves, el cansancio no solo es malo por el efecto inmediato que produce sino que también puede ser el aviso de un desequilibrio en la administración de tu tiempo y en tus prioridades que, de no escucharse, puede traerte consecuencias peores. Jesús dijo: “Venid a mi todos los que estéis trabajados y cargados y yo os haré descansar” Venid a mi: Perspectiva. No una religión, no a mi manera, no, a Jesús. Todos: Dios no discrimina la oferta es incondicional. Los trabajados y cargados, ¿ves tu necesidad? ¿Estás consiente de tu carga? Sino hay enfermo, no hay cura, ¿verdad? Que yo os haré: promesa con garantía. Nada de que voy a intentarlo, no. Te lo prometo: Yo te haré descansar” Escuchaste su oferta. ¿Seguirás arrastrando tu pesada carga `por la vida? Deja que ÉL la lleve por ti y serás libre. Por: Pablo Martini